La imagen de un destino (se
trate de un país, región o ciudad) es la percepción global que se tiene del
mismo; siendo la suma de todos las pensamientos, creencias, impresiones,
prejuicios y expectativas que los individuos tienen con respecto a un lugar en
particular.
Según Kotler, una localidad
puede ubicarse en alguna de las seis situaciones de imagen siguientes:
Ø Imagen
positiva: El destino es bueno y se adecua a lo que busca el turista o la
persona.
Ø Imagen
débil: Carecen de atractivos o recursos para atraer a la demanda, o no los han
promocionado.
Ø Imagen
negativa: Si el lugar lanza una nueva imagen, pero continúan las condiciones
que originaron la antigua, la estrategia fracasará.
Ø Imagen
mixta: Mezcla de atributos positivos y negativos. Por lo general se enfatiza lo
positivo y se evita lo negativo en las campañas de promoción.
Ø Imagen
contradictoria: Mathieson y Wall destacan que, “Cuanto mayor sea la diferencia
entre imagen y realidad, es decir, entre las expectativas y la experiencia,
mayor es la probabilidad de falta de satisfacción del turista. Por lo tanto, la
información disponible para el turista debe estar bien cimentada en la
realidad”.
Ø Imagen
demasiado atractiva: Si se promociona más el destino, se corre el riesgo de
saturarlo (a nivel de infraestructura hotelera, sanitaria, etcétera). Por
ejemplo, a veces se difunden imágenes negativas para desalentar visitas en
determinada época del año.
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